viernes, 29 de marzo de 2013

Santo






Los humanos nos debemos unos a otros para aprender qué es bueno para comer y beber, nos debemos unos a otro, pues unos cultivan y otros producen  y los últimos, comemos de su trabajo y les retribuimos monetariamente. Es clara pues la interdependencia. Por esta razón desde los tiempos más remotos se le atribuye  su dimensión sagrada  -no sólo al trabajo  sino a los frutos de la tierra-  pues todo el conjunto contribuye a mantenernos en la vida y cumplir todos juntos nuestras tareas y misión en el mundo. Andando en una feria artesanal popular fui encontrado por un puesto de chocolate  -hecho a mano, proveniente del estado de Oaxaca. El chocolate en bolita, pulcramente presentado, en un chiquigüite tejido a mano  -cestito de paja tejida-  decía lo siguiente que es un verdadero regalo: El chocolate es tan santo que de rodillas se muele,  juntas las manos se bate y viendo al cielo se bebe.



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