Es una antología de las Cartas del Desierto que trasmito en Radio Universidad 105.3 FM y 1310AM, Chihuahua. Mexico. Una mirada sobre el mundo, la vida y la historia Social desde el desierto Chihuahuense en el Norte de México. Escribo y comparto mis sentires mientras vamos de camino: Si estas Cartas te ayudan y las reproduces, cita al autor y a la fuente. ¡Gracias por escribir tus comentarios¡ -La vida abre la puerta,nosotros hacemos el camino-
Mostrando entradas con la etiqueta Edificios. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Edificios. Mostrar todas las entradas
miércoles, 18 de agosto de 2010
El mejor de los mundos
Llegué a un viejo edificio de departamentos. Subí al tercer piso y mientras buscaba el número al que me dirigía vi que en una puerta estaba pegado un papelito con un mensaje claramente escrito y decía así: Este es mi mejor mundo, puesto que tú lo habitas. Firmado: L. La imaginación me tomó de un ala, como decimos, y vi a un muchachito que tímidamente extrajo de su saco un pedacito de papel y un trozo mínimo de adhesivo y lo pegó en la puerta. ¿Qué sucedió cuando la niña de sus sueños leyó dicho mensaje? No sé ,pero puedo seguir tomado por la imaginación y ver que, para esa niña , fue el nacimiento de un Mundo Nuevo.
sábado, 7 de agosto de 2010
Edificio con ochava y rayuela
Desde siempre me han intrigado los edificios clásicos con ochava, es decir aquellos que cuenta con una planta baja y siete pisos rematados por una cúpula .Estos hermosos edificios solía levantarse en las esquinas de las amplias y arboladas avenidas. Los pisos están conectados por una escalera de caracol. Las miradas interiores de los departamentos confluyen en el vacío que tiene, en el fondo, un patio donde suelen jugar los niños durante el día, enamorar los adolescentes de noche o y los viejos juegan a la baraja los domingos por la tarde. Me asomo. Me asombro. Ahí están dos niños de pantalón corto, botines y camisas abrigadas, juegan a la rayuela mientras se arrinconan las hojas otoñales que han descendido a ese patio, su última morada. Ellos gozan de su ascenso al Cielo, de brinco en brinco, mientras en el primer piso el viejo profesor se lleva una taza de humeante expreso a los labios con fino temblor y en el segundo suena la olla exprés que está cociendo lentejas. El tercer piso tiene unas cortinas, como niebla del puerto, y deja elevarse hasta los cielos, las notas del amor de una pareja, en el cuarto piso está un bebé que suda fiebre en su cuna. En el quinto las ventanas, de par en par abiertas, exhalan aroma a ropa recién lavada y planchada. El sexto es el de una anciana que retira las hojas secas de su geranio y en el séptimo vive un viejo colega y su mujer en fotografía –pues aunque ella hace siete años que murió- sigue ahí. Su invitación me ha permitido ver el horizonte de azoteas con mil historias, el Rio de la Plata lento y rumoroso y la intimidad confluyente de las miradas en ese pequeño patio de cuatro por cuatro donde aún siguen dos niños de pantalón corto, botines y camisas abrigadas, juegan a la rayuela mientras se arrinconan las hojas otoñales que han descendido a ese patio, su última morada y están a unos segundos de llegar al Cielo…
Suscribirse a:
Entradas (Atom)