La Veleta madruga, vive bajo el rayo del sol, la agitan los vientos soporta la nieve,el rayo y por si fuera poco las frases displicentes: "Eres un veleta,no tienes norte", "Sos un veleta títere de los vientos", "Eres como la veleta, voluble,inestable,cambias de opinión y sentimiento". Esta es una muestra de ignorancia. La Veleta trabaja incansable para guiar al navegante de tierra , de aire y de mar. La mar en calma hace que la Veleta esté quieta, casi muerta. La veleta habla moviéndose y nos dice del viento del sur mañanero y del viento de norte vespertino. La veleta es una suerte de magia que hace que veamos lo invisible:el viento. La veleta le presta voz,manos y pies a los vientos.En nuestro desierto la veleta, esa flecha apuntadora, lleva la silueta de un gallo madrugador para recordarnos que trabaja de sol a sol y anuncia con su girar el nuevo día.En nuestros polvorientos caminos surge su inconfundible silueta en la parte alta de las casas de rancho y despierta en mí una alegría que mantiene viva mi admiración infantil -como quien disfruta un juguete de lo más útil y sencillo que ha creado la mente humana.
Es una antología de las Cartas del Desierto que trasmito en Radio Universidad 105.3 FM y 1310AM, Chihuahua. Mexico. Una mirada sobre el mundo, la vida y la historia Social desde el desierto Chihuahuense en el Norte de México. Escribo y comparto mis sentires mientras vamos de camino: Si estas Cartas te ayudan y las reproduces, cita al autor y a la fuente. ¡Gracias por escribir tus comentarios¡ -La vida abre la puerta,nosotros hacemos el camino-
Mostrando entradas con la etiqueta Vientos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Vientos. Mostrar todas las entradas
domingo, 1 de noviembre de 2015
domingo, 29 de mayo de 2011
Dichoso 3
Mi querido amigo y compañero de escuela cantaba en esos días donde se encontró con la pérdida temprana de su madre y me quedé atónito porque en medio de su dolor podía cantar:
Dichoso quien es dichoso
sin poderse desdichar.
Quien tiene muros de piedra
y raíces de olivar.[1]
sin poderse desdichar.
Quien tiene muros de piedra
y raíces de olivar.[1]
Los tiempos del mundo nos interrogan, a prueba nos ponen como el metal en el fuego. Nadie es tan poderoso para arrancarnos la dicha salvo nosotros mismos si renunciamos a ella, a nuestra propia compañía. Como en los grandes llanos del desierto, como en las soledades de la planicie manchega ¿qué necesita una casa?, ¿qué necesita una vida para ser fuerte y dichosa? : Contar con unos muros de piedra y raíces de olivar. Hondas y recias raíces nos mantendrán de pie ante los vientos del mundo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)