viernes, 19 de agosto de 2016

De la necesidad al juego y el juego como necesidad.

Desde el clarear de los tiempos los humanos movimos lanzábamos piedras  para  juntarlas  y construir un muro, un refugio. Afilábamos carrizos y ramas convertidas en  lanzas para cazar animales y tener alimento.   Aprendimos a meternos en las aguas y nadar. Tuvimos que caminar, trotar, correr, saltar obstáculos en llanos, cuestas y bajadas. Todos estos movimientos se hicieron por necesidad pero llega el día en que comenzaron a practicarse por gusto, gozo y alegría y nacieron los juegos olímpicos en la antigua Grecia. De entonces al día de hoy se han transformado y se han convertido en un fin en si mismo. Se ha acentuado la competencia en nombre de la propia bandera, y las recompensas económicas y no sólo la búsqueda de superación individual y grupal. De la necesidad se pasó al juego y hoy el juego es una necesidad de las sociedades industriales, sedentarias.  Más importante es que a largo plazo descubramos que el ejercicio, el deporte, es una escuela de vida sana, de mejoramiento social, comunitario. Más aún que lleguemos al ocaso de nuestras vidas en las mejores condiciones con disciplina y un habito firme de tener en el centro de nuestra vida diaria la práctica del ejercicio para mantenernos fuertes y mentalmente serenos y entusiastas.

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