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sábado, 26 de febrero de 2011

Tus brazos


Decir Museo de Louvre en París es decir la Gioconda, La Victoria de Samotracia, la Venus de Milo. Hoy me quedo con la Venus de Milo. Ahí está desde siempre en la memoria de quienes hemos navegado hasta  entrar en su recinto. Ella te da la bienvenida. Su encanto es imbatible, infinito, subyugante. ¿Dónde están tus brazos amorosa Venus-Afrodita ? He ensayado muchas respuestas posibles y hoy se me antoja ésta: Tus brazos viajan de oriente a occidente, de norte a sur extendiendo tu reino, atrayendo a todo hombre quien al verte descansa en Ti para siempre.

martes, 11 de enero de 2011

El viaje del Guajolote

En tiempo de los aztecas el llamado Guajolote, preciada ave para alimentarse, fue celebrada cada 200 días, como si fuera su cumpleaños. Llegados los españoles a estas tierras tomaron nota y llevaron el primer Guajolote mexicano a España donde se le llamó Pavo. Las cortes españolas estaban hartas de comer cerdo, faisán, gallina, pato y ganso. El señor Pavo los desplazó firme y sistemáticamente. Su viaje continuó y llegó a Francia con similar éxito y fue llamado Dindon. Luego de pasearse victorioso por las casas reales europeas el Guajolote aterrizó en Inglaterra y le asignaron el nombre de Turkey –los ingleses llamaban a todo lo exótico, a todo lo no inglés con el apelativo de Turco o Turkey en alusión directa al pueblo del Asia menor- Pasaron muchos años y un día un grupo de creyentes incómodos con la intolerancia religiosa en Inglaterra embarcaron rumbo a América y se establecieron en las llamadas 13 colonias cuna de los Estados Unidos. Para dar Gracias por el viaje, la libertad religiosa y la vida sirvieron una gran cena presidida por el Turkey o hermoso Guajolote. Largo viaje alrededor del mundo para volver a nuestro continente de donde salió. Hoy el Guajolote o Pavo recorre toda América en los días de la Navidad.

[1] Otros nombres:Pípilo,Cócono,Totole,Chumpipe



jueves, 6 de enero de 2011

Otro viaje

En alguna ocasión he manifestado el gran gusto que siento al conocer otros horizontes de nuestro pequeño mundo, sus montañas desiertos, playas, mares, ríos y llanos. Y más allá de la natura me encantan las obras humanas desparramadas en pequeños parques, puentes, museos, artes, literatura.Todo ello tienen un denominador común: conocer el mundo exterior a mí mismo de manera formal a través del estudio o informalmente como un simple turista en el mundo. Sin embargo, estoy persuadido que el mundo interior es donde he descubierto los paisajes más asombrosos y sorprendentes. Dicho con otras palabras ser un turista en el propio mundo es algo interminable, intrigante, y fuego permanente de curiosidad. Tomemos como ejemplo en este caso un aspecto de nuestra mente como son las palabras y los pensamientos. ¡Qué asombro poder generar pensamientos construidos con palabras aprendidas en nuestro hogar y que esa cadena de pensamientos hechos de palabras puedan llevarnos a cambiar nuestra vida y al mundo mismo. En el recodo de un camino en los Himalayas estaba un letrero de madera envejecida con esta inscripción: Somos lo que pensamos. Todo lo que somos se levanta con nuestros pensamientos. Con nuestros pensamientos hacemos el mundo. Las palabras tienen el poder de destruir y de sanar. Cuando la palabra que sale de tu boca es verdadera y bondadosa cambiará el mundo.

viernes, 10 de diciembre de 2010

La mirada

Dicen que a nuestros padres los respetábamos y les tuvimos un cierto temor respetuoso.Los hijos del Hoy les tienen tanta confianza a sus padres que el respeto suele salir por la ventana.Me parece que los padres de hoy les tienen miedo a sus pequeños hijos.A mí me tocó vivir bajo el reino de la mirada.Fui un hábil escrutador y descifrador de la mirada de mi padre y de mi madre quienes conducían nuestras pequeñas vidas con la misma maestría como un buen jinete conduce a su caballo -sin lastimarlo, sin perder las riendas.La mirada, su mirada, me hace recordar la delicia de unas líneas de José Emilio Pacheco para trazarnos la viva imagen de un gorrión-niño o de un niño-gorrión:

Baja a las soledades del jardín
Y de pronto lo espanta tu mirada
Y alza el vuelo sin fin,
Alza su libertad amenazada