sábado, 8 de junio de 2013

Milagro







En un pueblo olvidado y en una familia olvidada nació un niño con un ojo tuerto y como así de natural se vivió, nunca le llamó la atención. Pero llegó el día de asistir a la escuela y despertó a la vivencia amarga de ser objeto de la burla de sus compañeros con el clásico uno, dos, tres, tuerto es. La madre le pidió un milagro a la Virgen de San Juan de los Lagos para que  las gente fuera piadosa con su niño y se compusiera. Estando en el atrio del santuario a punto de partir de vuelta a su casa,  sucedió que una chispa de un fuego artificial impacto en el ojo sano del niño dejándolo ciego. El niño y la madre agradecieron a la Virgen  el milagro pues en este mundo ser tuerto es una amargura sin fin sujeto a burlas mientras que ser ciego atrae la ayuda de los demás, su comprensión y respeto.[1]








[1] Inspirado por el célebre cuento Parábola del joven tuerto  (El Diosero) del antropólogo mexicano Francisco Rojas González, cuentista, Premio Nacional de literatura 1944; 1904-1951.

No hay comentarios: