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domingo, 28 de abril de 2013

La lluvia y el amor







En nuestro amado desierto ponemos una marca indeleble en nuestro calendario cuando llega la primera tímida lluvia. Este año no ha sido la excepción. Pese al estado natural de sequía nos visita un nublado que crece en el horizonte, luego se hace presente el viento y la tolvanera  y por fin descarga una nube negra que empapa momentáneamente nuestra esperanza, y nos ablanda como el cartón remojado. Nuestro querido Efraín Huerta meditando sobre las sequías en el amor dijo: El amor viene lento como la tierra negra,
como luz de doncella, como el aire del trigo.
Se parece a la lluvia lavando viejos árboles,
resucitando pájaros. Es blanquísimo y limpio,
larguísimo y sereno: veinte sonrisas claras,
un chorro de granizo o fría seda educada.
 La lluvia y el amor  vienen lentos y lavan amorosamente a los viejos árboles.



miércoles, 16 de febrero de 2011

Día y noche

Para nosotros la vida se divide en día y noche. De día solemos sentirnos seguros y cómodos. Hemos aprendido, por otro lado, que la noche es sinónimo de inseguridad y miedo, aunque la noche por sí misma es sólo eso, noche, como el día es día. De aquí que desde niño me inquietaba imaginarme que sería para los árboles, las aves, los caballos y los perros el que viniera la noche y transitaran por ella. Entre todos los seres vivos me quedo con los árboles. Los árboles grandes, medianos y pequeños ignoran nuestros miedos e insomnios nocturnos y mientras sus raíces y sus ramas conversan, duermen ahí muchos pájaros que encuentran el cobijo en ese follaje materno.