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viernes, 7 de agosto de 2015

A tientas y a ciegas

Los llamados "nuestros tiempos" no son muy diferentes de "otros tiempos".
Los humanos no siempre tenemos claridad en nuestras ideas.
Los humanos no siempre tenemos serenidad en nuestros sentimientos.
Los humanos no solemos actuar con congruencia entre lo que decimos y lo que hacemos.
Nuestra vida suele oscilar entre la claridad y la confusión.
La confusión nos aleja de ese estado de bien estar y bien ser que anhelamos.
Nuestras familias, los grupos humanos, nuestra patria y la humanidad suele caminar a tientas y aunque tiene ojos no ve con claridad a dónde se dirige realmente.
Para completar el cuadro los humanos tenemos el privilegio de estar dotados de "la palabra".
J. Sartre  conocedor de ese privilegio  anotó en una libreta este brevísimo mensaje:
"Cada palabra tiene consecuencias
 Cada silencio tiene consecuencias también..."

martes, 6 de enero de 2015

Un deber olvidado

En el desierto tenemos una expresión popular que es común en la patria: Ya viene la cuesta de Enero. Comenzar un año nuevo no sólo es el jolgorio de las 12 nuevas campanadas sino la realidad de comenzar con un mes cargado de gastos fijos que se reflejan en nuevos impuestos gubernamentales a la gasolina,la comida, el gas ,etc. La tendencia local y mundial es que la vida se encarece y no que se abarata. Asi como uno hace acopio de ropa para sortear los rigores de nuestro invierno boreal así también nos hacemos de aliento renovado para surcar con buen talante lo que la vida demanda de nosotros. Hay derechos y hay deberes y entre éstos hay uno que me gusta recordar en estos días cuesta arriba: No hay deber que descuidemos tanto como el deber de ser felices.  Pensamos  que ser felices es algo opcional, algo para los buenos tiempos y la verdad es que ser felices es uno de nuestros deberes y cada día hemos de preguntarnos ¿cómo he vivido para sentir una ratito de felicidad? . Algunos autores, como el querido Stevenson nos recuerdan que es fácil distraerse, confundirse y olvidarse de lo importante: Tanta prisa tenemos por hacer, escribir y dejar oír nuestra voz en el silencio de la eternidad, que olvidamos lo único realmente importante: vivir.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Navegando y galopando

En la Carta XXXVI de Séneca a Lucilio leemos: Ningún viento será bueno para quien no sabe a qué puerto se encamina. El filósofo de la Hispania romana tiene una sabiduría sin fecha de caducidad. En este ensombrecido México que vivimos  -que es parte del ensombrecido mundo unipolar , globalizado, ultracapitalista- padecemos de una desorientación personal,y global. Preguntémosle a las personas y a los gobernantes si saben exactamente a dónde se dirigen y pareciera que la humanidad tiene imantada la brújula -en parálisis- o con lenguaje cibernético tenemos el GPS desorientado. La respuesta  es una suerte de vaguedades, de inspiraciones sin expiraciones, de anhelos y deseos pero sin concreción. Un experto capitán de barco  -y cada uno está llamado a ser capitán de su propia vida-  sabe bien cuál es su puerto de partida y su puerto de llegada.Por desventura esto no sucede con las naciones y los individuos de hoy: no se sabe cual es el puerto de la patria ,ni se conoce  el camino ni se tienen las previsiones para recorrerlo. Unos le llaman mapa,carta de viaje, estar orientado,tener un para qué,un sentido, una dirección.Si así fuera hay que ponerse en camino.La realidad es que la vida para no pocos de nosotros es como aquel amigo que subido a un caballo le preguntaron que a dónde se dirigía y él respondió: No se, el caballo me lleva. ¿Quién es  y cómo es el caballo galopante de hoy?