Decimos que los niños que aún no gozan de “razón” no pueden ser responsables por sus actos. La diferencia entre un niño y un ser adulto está en que podemos asumir nuestra responsabilidad por cada una de de nuestras acciones. Bástenos la expresión de W. Blake: El zorro condena a la trampa, no a sí mismo. Por otro lado, se dice que la democracia como sistema no es perfecta pero puede mejorar y dejar la infancia y madurar. Por lo que hoy vemos nuestra democracia aún está en la etapa infantil cuando observamos la gran dificultad para que uno solo de nuestros hombres y mujeres de la política reconozcan sus errores y los acepten públicamente y lo nunca visto: que voluntariamente renuncien al cargo que les confiamos cuando no estén a la altura del compromiso ante quien les eligió y le paga su sueldo : los ciudadanos -hombres y mujeres libres que no somos ni esclavos ni siervos-
Es una antología de las Cartas del Desierto que trasmito en Radio Universidad 105.3 FM y 1310AM, Chihuahua. Mexico. Una mirada sobre el mundo, la vida y la historia Social desde el desierto Chihuahuense en el Norte de México. Escribo y comparto mis sentires mientras vamos de camino: Si estas Cartas te ayudan y las reproduces, cita al autor y a la fuente. ¡Gracias por escribir tus comentarios¡ -La vida abre la puerta,nosotros hacemos el camino-
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lunes, 18 de mayo de 2015
lunes, 4 de febrero de 2013
Nuestra casa dentro de la casa
Casa de casas, así llamó una amiga (1) méxico-americana a su libro de memorias familiares para designar a sus ancestros y a los meses transcurridos en cada año. A partir de esa y otras lecturas de me quedé meditando en la riqueza que el concepto casa y hogar tiene para nosotros en este desierto (2) que compartimos los naturales de Chihuahua, Texas, Nuevo México y parte de Arizona. Solemos platicar sobre la casa paterna, la casa pequeña, la gran casa y hasta elmmundo como nuestro hogar. Sin embargo no hemos de dejar fuera de esta revisión a una pequeña e importántísima casa que yo denomino como Nuestra casa dentro de la casa o Nuestra casa interior. Ese recinto amable, cálido, callado, luminoso donde podemos encontrarnos con nosotros mismos cada día y en cada momento que lo ansiamos. Ese es el pequeño gran mundo de nuestra intimidad donde creamos, soñamos, imaginamos, nos traemos a cuentas, celebramos. Nadie, ni el más pobre entre los pobres carece de esta pequeña casa interior porque llegó al mundo con nosotros. Confieso que la imagen alimentadora más remota la encuentro, en semilla, en mi niñez cuando me quedé contemplando largamente a una inmensa tortuga de la familia Galápagos que habitaba -y aún disfruta su longeva vida- allá en la tierra cordillerana que me vio nacer (3). Esa gran tortuga llevaba a cuestas su hermosa casa o caparazón...según me explicó mi padre.
-(1) Pat Mora
-(2) Desierto Chihuahuense o Chihuahuan Desert.
-(3) Arequipa,Perú. La tortuga vive en los amplios jardines del Hotel Libertador (Ex Hotel de Turistas)
martes, 2 de agosto de 2011
Pajarito
A temprana edad el pequeñito supo qué es la frustración. A temprana edad el pequeñito supo qué es el enojo. Todo fue debido a la costumbre de su padre de tomarle fotografías. Las fotografías pecaban de uno de los tantos pecados comunes en nuestra infancia como decir: los niños los trae la cigüeña, los niños viene de Paris o las mentiras de grandes cuando la moneda se desliza para decir que se devaluó y que viejos, mujeres y niños desangrados son daños colaterales cuando son crímenes con sus ocho letras. El lenguaje está enfermo de eufemismos, de mentiras rebosantes de grosería. Ahora podemos comprender qué pasó con el pequeñito de la fotografía: Mira el pajarito, mira el pajarito[1]. El niño salía con cara de ofendido en las fotos, buscando el dichoso pajarito, decía su padre.
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