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El
realismo y el sentido práctico distingue a los habitantes de nuestro desierto.
Ante la escases de recursos materiales se guiaron por el principio de hacer mucho con poco. Ese mismo carácter
realista les llevó a no fincar esperanzas
fácilmente. Cada invierno nuestros viejos rancheros recuerdan y
trasmiten esta sabia convicción de siglos: Con
leña prometida no se calienta la casa. Así que manos a la obra y cortar
leña que el frío no tarda.
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Una
huella indeleble que se nos queda en el alma humana es la del buen trato
recibido. Cuando se es niño y joven es un tesoro sentirse
apreciado,reconocido,alentado por los mayores, con mesura, sin regateo, sin
exageraciones. En mi experiencia personal recuerdo con infinita gratitud a
quienes así me trataron y creyeron en mí. En consecuencia deseo no escatimar
nunca una palabra de aliento y reconocimiento a los niños y a los que inician su
camino en el campo de su predilección como puede ser conocer,descubrir,ser
diestros y hábiles en las ciencias, las artes, la comunicación etc. Uno de mis
queridos maestros me regaló esta brevísima expresión que procuro vivir: Elogia a los
jóvenes y prosperarán. Lo contrario,la carencia
y ausencia de sano elogio da como fruto niños y jóvenes con poco aliento, con
escasa confianza y alegría para consigo.
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Los humanos somos dados a enfatizar las
diferencias hasta llevarlas a la irracionalidad, la discriminación y el racismo
olvidando que es mucho más lo que nos acerca.
Un viejo ranchero en nuestro desierto alguna vez hizo la observación de
que todos los seres humanos independientemente de su cuna y grupo étnico al
convertirse en un montón de huesos éstos siempre son blancos. Al escuchar ese
comentario su mujer añadió de su cosecha
: Pues sí, aquí en el rancho incluso las
gallinas negras ponen los huevos blancos.
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En
nuestro amado desierto ,dadas nuestras raíces históricas, la ayuda mutua o “echarse
la mano” ha sido una práctica social solidaria para vivir y sobrevivir. Los
primeros pobladores, mineros y ganaderos, no fueron autosuficientes y dependían
unos de otros en la vida diaria. En una palabra, la convivencia entre vecinos ha sido y es el arte de la vida. Vivir bien
y en paz no ha sido ni es algo que se construye por decreto y de palabra, sino
con acciones, con actitudes solidarias, respetuosas ,con afecto. Esa conciencia
la tenían nuestros viejos pobladores y así nos la han trasmitido diciendo: En
el desierto, por buena que sea la cuna,
mejor es la buena crianza.
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En nuestro amado desierto como en otras partes del mundo ,los seres humanos
no están exentos de incurrir en exageraciones en su manera de percibir la
realidad. Se hace grande lo pequeño y se empequeñece lo grande. Las intenciones
son diversas pero destacan el hacerse pasar por más o envidiar a quien tiene
brillo propio. Para estas conductas nuestra lengua reserva una palabra muy
sonora: fanfarronear. Nuestros
callados y certeros rancheros sol ﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽ a u hijos certeros rancheros solara
estas conductas nuestra lengua reserva una palabra muy sonora:
Fanfarronear.randeían decir a su hijos. El fanfarrón mata a un león ausente, pero se asusta de un ratón
presente.