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viernes, 29 de enero de 2016

Lácrima




Una mañana de mayo mi maestro de literatura nos preguntó en el colegio ¿cómo se llama el líquido compuesto por cloruro de sodio, agua, proteínas y glucosa? Me restregué los ojos pensando en que estaba en la clase de química, pero no. Resonó la pregunta y la respuesta  fue el silencio. Ese compuesto se llama: lágrima. Sirve para refrescar, humedecer y nutrir a los ojos y si lloras mucho te sientes bien y desahogado , acompañado o hermanado. Llorar es sanísimo. ¿Y cuándo lloramos?  Cuando veo el sol después de días ,cuando me sorprende el arcoíris, cuando llora conmigo alguien querido, cuando veo llorar a un niño o a un viejito o cuando aparecen -de la noche al día- los brotes primaverales del pequeño naranjo en mi patio. Pero si no aprendí a llorar, si no hubo quien me enseñara a llorar sin vergüenza entonces practicaré todos los verbos con las lágrimas: me las tragaré, las esconderé, las negaré, me avergonzaré, me sentiré débil. La última: aprendimos a reírnos sin vergüenza y aprendimos a enterrar a nuestras lágrimas antes de que nazcan , lo que nos hace “abortadores” fervorosos.  


sábado, 14 de diciembre de 2013

Conocer y recordar





El conocimiento es como la pierna izquierda que necesita de la memoria  o pierna derecha, para poder caminar. He aquí un clásico problema que interesa a los filósofos y a muchos curiosos entre los que me incluyo . El asunto no tendría mayor relevancia si no es porque en el plano de la vida y de la existencia cobra un relieve mayor. Por ejemplo ¿cómo hablo de mí mismo? ¿qué es lo importante en lo vivido por mí? ¿qué recuerdo, que no recuerdo y que no me gusta recordar? Y cuando recuerdo lo vivido, ¿cómo me lo cuento a mí mismo y cómo te lo cuento a ti? La selectividad, las predilecciones, las simpatías y antipatías son habitantes en nuestra memoria emocional. Conocedor del mundo humano, nuestro querido Gabo[1] anotó en su libreta: La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla. Así que el trabajo de los biógrafos e historiadores -sin dejar de tener valor- es una aproximación relativa al mundo interno de los seres humanos.







[1] G García Márquez