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sábado, 15 de octubre de 2016

Llenos y plenos

En el hermoso mundo sensible
el de nuestros oídos, tacto,
gusto, olfato, vista encontramos
experiencias que pueden ser
muy placenteras sin duda.

Esas experiencias nos son fines en
sí mismos porque pasado un tiempo
variable necesitamos más.
Pensemos en comer y comer lo
mas exquisito y en abundancia
pero pasadas 6 horas volvemos a
tener hambre.

Una cosa es sentirse lleno
-por los sentidos y sus sensaciones-
Otra cosa es sentirse pleno
Nuestra vida está plena
si está compuesta
de contar con
un propósito -la estrella que nos guía-
espíritu  -la libertad que decide -
y gran corazón
-vibra, acompaña, ama , es compasivo-

martes, 25 de diciembre de 2012

Una noche







25 diciembre
El día pasa, llega la noche. Un hombre, su mujer embarazada. Buscan posada. Nace su hijo. Ahí comenzó la historia formidable entre tres. A partir de entonces unos reconocieron en ese niño la presencia humanizada de la divinidad. Para otros, ese niño fue otras cosas más como profeta, líder de masas, santo, místico, luchador social etc. Sea como fuere, esa sencilla historia de tres ha dejado una huella indeleble en la conciencia humana. A más de veinte siglos de distancia creo que hay muchas capas de cebolla alrededor de la historia original que tienen el sello de las diversas culturas. Cada cual recuerda ese hecho central adornado con comida, bebida, luces, regalos. Me sorprende  que, hoy, lo importante no es el invitado y sus padres, dejados fuera, sino el decorado. Lo relevante de esta historia dado que la divinidad se humaniza, quedó resumida maravillosamente por Pierre Teilhard de Chardin,el paleontólogo, filósofo y teólogo francés: No somos seres humanos  aspirando a  una experiencia espiritual. Somos seres espirituales viviendo una experiencia humana. Esa experiencia es convivir pacíficamente, creativamente, a lo largo de todo lo que dure nuestra navegación en este mundo.






martes, 12 de octubre de 2010

Los cuerpos

Tengo un amigo muy viejito y muy futbolero y muy sabio y por tanto muy observador. Comentando sobre la belleza del futbol descubrimos que así como los balones o pelotas de futbol de los primeros tiempos estaban hechos de parches de cuero cocido así son varios los ángulos de percepción sobre esa fiesta que es el futbol. Para algunas personas parece que todo se centra en el balón o en el dinero. Para nosotros, comentadores aficionados de esa fiesta, es el cuerpo el centro de la fiesta del balón. Sí, el cuerpo de lo muchachos que es capaz de correr diez kilómetros en los 90 minutos, el cuerpo que en su plasticidad se enrolla, se tuerce y retuerce, se estira y se contrae, todo en cuestión de un parpadeo. Es el cuerpo, es su impredecible movimiento, la magia de este deporte. Veamos a un portero en acción, veamos a un delantero imparable aproximándose al instante del disparo convertido en gol. Imaginemos un tiro de esquina que impacta en la cabeza de un jugador y lo convierte en el más espectacular remate que deja frío al portero. El cuerpo es el asunto, del cual dijo poéticamente nuestro buen Eduardo Galeano: La Iglesia dice: El cuerpo es una culpa. La ciencia dice: El cuerpo es una máquina. La publicidad dice: El cuerpo es un negocio. El cuerpo dice: Yo soy la fiesta... El cuerpo del futbol es una fiesta, en esa fiesta gritamos, reímos, lloramos, cantamos y nos divertimos sea ganando, sea perdiendo, pues el alma del futbol no es ganar o perder sino jugar, divertirse y fraternizar.