Hay inventos que son tan elementales y
maravillosos como la rueda que una
vez imaginada y dada, se estableció el principio y toda su historia no ha
sido más que variaciones sobre el mismo
tema –en cuanto a dimensiones,materiales,colores y apariencia y nada más. Igual
suerte corre el formidable invento llamado
el puente. El puente que, en su origen, es unir el
abismo entre dos orillas. Puente
entre las aguas, en el vacío o entre las nubes pero al cabo es un puente. De la misma manera, la galería
de los puentes en la historia humana es formidable por sus diseños, que cubren
distancias y alturas mayores en una especie de competencia. Pero el principio
siempre es y será el mismo: unir dos
orillas ,salvar un abismo. En otro orden de realidades me he preguntado por
el papel que juega nuestra mortalidad
,el hecho de tener que morir. Hoy he visto con no poca sorpresa y admiración cómo
la tradición cristiana y budista ven a la muerte como el gran puente que hemos de transitar sin miedo,
pues no es un puente absurdo que quede
trunco, no es un puente que se ha construido para dejarnos caer en el
abismo sino para caminar con pie firme y confiado pues
une a este mundo visible con el invisible. La peculiaridad del camino humano es
que nuestro punto de partida se culmina con el puente necesario que nos permite llegar a todos a nuestro destino final.
Es una antología de las Cartas del Desierto que trasmito en Radio Universidad 105.3 FM y 1310AM, Chihuahua. Mexico. Una mirada sobre el mundo, la vida y la historia Social desde el desierto Chihuahuense en el Norte de México. Escribo y comparto mis sentires mientras vamos de camino: Si estas Cartas te ayudan y las reproduces, cita al autor y a la fuente. ¡Gracias por escribir tus comentarios¡ -La vida abre la puerta,nosotros hacemos el camino-
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domingo, 31 de marzo de 2013
miércoles, 2 de febrero de 2011
Hablar y escuchar
Sabidas y viejas son las disputas entre gente religiosa y gente científica .Sabidas y viejas son las disputas al interior de los grupos religiosos y científicos. Una muestra de ello es que un mismo hecho que es considerado positivo y valioso de un lado es considerado negativo y sospechoso del otro lado. Digamos que la inmensa mayoría de personas creyentes ven como lo más natural el decir: Yo hablo con Dios. Pero si alguna de esas personas va con los demás y les anuncia contundentemente: Dios me ha dicho tal cosa. ¿Qué sucede en ese momento? La mitad de los oyentes lo podrá en duda, la otra mitad tal vez lo rechazará. Si la misma afirmación la escuchan personas con formación científica medianamente rigurosa, la mitad lo pondrá en duda y la otra parte creerá que dicha persona padece de una psicosis. El punto a concluir es que la gente acepta que el ser humano le hable a su Dios. Parece ser que Dios sólo escucha, pero no habla clara y directamente con los seres humanos.
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