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jueves, 30 de enero de 2014

La vida como un recreo escolar



Cuando estamos en silencio ante la vastedad del desierto surge la pregunta fundamental ¿a quién pertenezco, quién soy? Una respuesta breve, de raíz dice: soy de la tierra ,la tierra es mi patria miro al horizonte y aspiro al cielo fraterno.  Entonces, sólo entonces, se abre en el alma humana nuestra verdadera identidad. Las luchas a muerte,  desde los tiempos primigenios, se han dado para defender identidades parciales y limitadas en el espacio  -las propiedades- y en el tiempo  -pues todos los señoríos humanos pasan, los imperios se disuelven y el poderoso de hoy mañana es polvo en la historia.  Nadie es intrínsecamente lo que dice ser   ,por ejemplo en el tema de las nacionalidades, los apellidos y linajes y el grupo étnico y sus aspiraciones de superioridad. Todas esas características son frutos de mil y una circunstancias y por otras mil y una circunstancias desaparecen y desaparecerán. De ahí podemos concluir lo absurdo de las guerras fratricidas en nombre de la ideología política, grupo étnico, nacionalidad, religión o  ¡equipo de futbol! Este tema me conecta con aquella observación de Rainer María Rilke sobre nuestro vagabundeo, nuestro sobrevuelo rasante sin profundizar, nuestro devaneo intelectual sin ir a las raíces y nuestro cariño por el divertimento como actitud ante la vida, negando que hay cuestiones fundamentales:¿Es posible, que no se haya aún visto, reconocido, ni dicho nada verdadero e importante? ¿Es posible que haya habido milenios para observar, reflexionar y escribir, y que se hayan dejado transcurrir esos milenios como un recreo escolar, durante el cual se come una rebanada de pan y una manzana?


lunes, 13 de enero de 2014

A ciegas

Las cebras se parecen a la escritura poética  por aquello de la pregunta de un niño: ¿ Dime cebra, tu eres un caballo pintado con rayas o unas rayas que ocultan al caballo? La cebra quedó perpleja con la pregunta y la duda sobre su identidad,pues el niño le dijo ¡Caballo!. Algo así sucede con la tinta,el papel,la pluma y la inspiración que se combinan y se confabulan para dar a luz a la poesía. Esa perplejidad la vive mi querido José Emilio cuando anota en su libreta:  No tu mano: la tinta escribe a ciegas estas pocas palabras. Escribir es para mí una suerte de navegación en el mar entintado, pidiéndole que nos lleve a buen puerto.


-J.E.Pacheco. 9.Arte Poetica. Te irás y no volverás. 

lunes, 21 de marzo de 2011

La señal en la frente


¿Qué la frente? Es la proa de nuestro barco, es la defensa ante los golpes, es la tibia sábana donde nos besan, es la hoja en blanco donde los besos se vuelven palabras. Es nuestro escudo y es la tarjeta de presentación. No es lo mismo tener dos dedos de frente que tener una frente que se confunde con la espalda. La frente es mensaje para el mundo. Unas veces habla del estigma que carga la mujer, otras veces es la señal de pertenencia  jurada al desierto y a México como aquella mujer en Ciudad Juárez quien dijo: ¿no ven? soy mexicana traigo el nopal en la frente. Otros traen la huella de la ceniza  en la frente y refrendan su creencia en la fugacidad de toda vida que se vuelve polvo. En otro desierto lejano, muy lejano  hay hombres que pasan horas en las mezquitas y traen la huella de la alfombra en la frente. Por último, cuando es necesario los humanos  decimos: me encontré con fulano frente a frente que, según  la entonación y el contexto, puede significar muchas cosas venturosas y desventuradas.

lunes, 16 de agosto de 2010

Inevitablemente


Sorprendente es la infancia de todo ser humano pero al olvidarse de ella prontamente se pierde una magnífica oportunidad para descubrir a la gran fuente de inspiración para vivir. Hubo un niño pequeño, amante de los libros quien le preguntó a su padre: ¿Por qué nos apellidamos Borges? El padre le contestó: Ese apellido lo heredamos. Ese niño convertido en hombre, más amante de los libros que antes, dijo un día –a propósito del apellido- :  "Cada mañana me levanto y siento que inevitablemente llevo el apellido de Borges" encima. Hay una sutil intuición que les dice a los niños que ellos son algo más, mucho más que el apellido que han recibido. Saben que son seres humanos. Pero el apellido, con su fortuna o infortunio de imagen que acarrea -desde generaciones atrás-    condiciona a los niños en su manera de ser y estar en el mundo. Esos niños, llegados a adultos, pueden resolver el asunto de su apellido y trascender su significado y otros naufragan en el intento.

- Fotografía: Jorge Luis y su hermana Norah