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lunes, 26 de octubre de 2015

El para qué de las inteligencias



Durante siglos los humanos pensábamos y dábamos por hecho que la inteligencia era una y única y además referida exlusivamente a la habilidad para el pensamiento matemático. En la segunda mitad del siglo pasado se descubrieron al menos siete formas de comprender la realidad y se ensanchó nuestro panorama. 
La inteligencia emocional, musical, literaria, espacial, kinestésica, cromática, han enrtiquecido nuestra manera de ser en el mundo. Ahora en el siglo 21 necesitamos dar un paso más allá y comprender que no basta con la sola inteligencia racional y la inteligencia emocional. Necesitamos una ética  donde las inteligencias aprecien a todas las formas de vida además de la humana. Aprecio y respeto por todas las formas de vida en nuestro planeta, para cada especie de seres vivos de agua, tierra y aire. 
No hemos de ser solamente respetuosos sino “vigilantes guardianes” de la vida  -que es el concepto hebreo de “responsabilidad” personal  social- .  Entonces daremos un gran paso como humanidad sintiéndonos que formamos un Todo. Ahí estará la gran raiz, la poderosa raiz que no permitirá que nos sintamos solos, aislados, desenraizados de la vida y lejanos de los demás humanos y de los demás seres vivos.


viernes, 19 de junio de 2015

Navegantes

Hay un ambiente y un clima para cada ser vivo en nuestro mundo y cada ser vivo busca el clima que le acomoda para vivir. He ahí el gran desfile de osos polares, camellos, serpientes y pingüinos, cóndores y tortugas gigantes. Los desiertos de nuestro mundo son pródigos en  caballos y camellos . He aquí un homenaje poético a esos callados, serenos navegantes en la mar de  arena:
Camello  [1]

Bebe desiertos y calor,
acumula espejismos
de arena
en sus jorobas.




[1] Inspirado por E. Bartolomé

jueves, 6 de junio de 2013

Conspiración






En nuestro desierto el diálogo es el puente entre los seres vivos. No nos extrañe pues que dialoga el perro con la luna o el mar con la playa. Robert Frost[1] dejó anotado que, la lluvia le dijo al viento: Empuja tú que yo azoto-
y tanto hirieron el soto 
que de las flores altivas,
doblegadas pero vivas,
yo sentía el sufrimiento. No nos extrañe observar que el sufrimiento no es fenómeno exclusivo entre  humanos .Sufrimos por la tierra herida, la casa desvencijada, el perrito cojo y la flores azotadas por esa conspiración de la lluvia y el viento.  








[1] R Frost, Arrobamiento.