lunes, 30 de noviembre de 2009

Uno más uno igual a Uno


En un día de verano, en ese tiempo sin orillas llamado vacaciones escolares jugaba a imaginar cosas tan curiosas como: ¿si perforáramos un agujero tan profundo que atravesara a la tierra de una lado a otro en que parte del mundo apareceríamos?. En otra ocasión nos preguntábamos ¿cuáles son los países de nuestro mundo que en este momento están en completa obscuridad mientras nosotros gozamos de un día soleado y radiante?. Estas y otras inquisiciones nos mantenían entretenidos y absortos durante horas hasta que la llamada a comer nos colocaba en otro nivel de conciencia y de realidad. Sin embargo esas preguntas infantiles se transformaron en nuevas meditaciones como el viejo y siempre nuevo tema de los opuestos, los polos o dualidades que vivimos los seres humanos. Un día, afortunadamente, fui encontrado por un antiguo texto búdico, el Lankavatara Sutra que me aportó una luz que me ha acompañado a lo largo de esta travesía: La falsa imaginación enseña que cosas tales como la luz y la sombra, lo largo y lo corto, el blanco y el negro, son diferentes y deben ser diferenciadas; pero no son independientes la una de la otra; son sólo aspectos de la misma cosa, son términos de relación, no de realidad. Sus condiciones de existencia no son de carácter mutuamente excluyente; en esencia, las cosas no son dos, sino Una.


domingo, 29 de noviembre de 2009

Mundos


Confieso que el macro cosmos como el micro cosmos  son parte de mi felicidad de estar vivo. En un tiempo lejano los consideré como opuestos hasta el día en que descubrí que eran Uno que se manifestaba en escalas diferentes. Un día, caminado por la playa del mar Pacífico sur soplaba un ventarrón y pude capturar con la palma de mi mano unos granitos de arena. Después de contemplarlos como microscópicos planetas dentro de la inmensidad de la palma de mi mano comprendí que esos micro mundos, al igual que todo nuestro pequeño planeta, formaron parte de las estrellas originales. En ese instante comprendí que los polos opuestos se disolvían dentro de mí .Ha transcurrido mi viaje en este mundo y me regocija observar las fotografías satelitales que muestran a nuestra Tierra siempre iluminada y en penumbra parcialmente. Así nuestra vida no está siempre iluminada ni en la obscuridad sino en el perpetuo alternar. Este es nuestro estado natural. Cuando aceptamos esta realidad tomamos la vida con otro talante y todo lo que en ella sucede. Los extremos que nos perturban como adentro y afuera, masculino y femenino, salud y enfermedad se disuelven. Las discordias, los enemigos y las batallas podrán convertirse en concordia, amistad y campos de paz.



sábado, 28 de noviembre de 2009

Desasosiego


Crecí con la firme creencia de que el sosiego era el estado óptimo del alma y del ánimo y disfruté de sus mieles. El desasosiego, por lo contrario, lo evitaba a toda costa y paradójicamente se instalaba en mí. Hoy comprendo que los estados anímicos no son fines en sí mismos sino instantes que vivimos de manera cambiante. Más aún he llegado a descubrir y disfrutar de los momentos de desasosiego como señales de vida, de crecimiento y de cambio. Lo tan temido ahora se ha vuelto familiar y hasta señal valiosa en la vida. Por la misma razón me gustó mucho saber que un hombre de más de 80 años como José Saramago dice de su obra literaria que no está escrita ni para agradar a la gente ni para desagradarle sino para causar un cierto desasosiego. Sí, el desasosiego es necesario, muy útil, cuando los seres humanos vamos anestesiados por la vida, aborregados, creyéndonos todo sin el menor recato crítico. Los profetas, los inventores, siempre han sido incómodos y Saramago es perturbador en ese rincón donde termina el continente que se llama Portugal. Pues bienvenido un poco de desasosiego cuando pensamos y creemos que este mundo marcha sobre ruedas y nos vamos a dormir como si nada pasara. Esto está escrito en 2009 y bien vale la pena que nos sacudamos el polvo de la ceguera y el lodo de la sordera y el caparazón de la insensibilidad ante el dolor humano.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Oidoras


Hay diversas maneras de auxiliar a las personas enfermas sea en los hospitales o en sus hogares. Una buena amiga me contó de la existencia de las oidoras que son mujeres voluntarias que tienen la preparación en el arte de escuchar atentamente, sin emitir juicio alguno y sí proveen a quienes las buscan de apoyo en la búsqueda de sus soluciones y si el caso no lo permitiera, al menos se sentirán reconfortados por el hecho de haber sido escuchados con genuina atención. En este mundo de tantos ruidos ambientales y de tantos ruidos interiores causados por las turbulencias de la vida bien viene contar con un espacio donde uno pueda ser escuchado o escuchar a quien lo necesite. Vivimos en un ambiente social donde la mayoría quiere hablar, a veces en voz muy alta y hasta se padece de una verborrea extendida. Pero cuando llega el momento en que todo se hace silencio y el ser humano se queda a solas con sus propias dificultades y vericuetos interiores, qué bien viene contar con el recurso de una oidora

jueves, 26 de noviembre de 2009

Cruzar el puente


Hay advertencias que nos damos los humanos con diversos propósitos y algunas rebozan de sentido común, otras deslizan su tono censor y otras simplemente nos despiertan porque rompen la lógica de nuestro pensamiento y nos permiten ponernos de pie ante la realidad. Hoy, por la mañana una amiga le dijo a su hijo antes de cerrar la puerta de su casa: Hijo, acuérdate de que no hay que cruzar el puente antes de llegar a él. Esta expresión muy de nuestro desierto da cuenta de la realidad de la vida que es una sucesión de instantes, pasos y procesos y que todo llega cuando llega y no tiene sentido adelantarnos a las situaciones a menos de incurrir en un despropósito. Cada día me confirmo en comprobar que la escucha atenta de la sabiduría de mis amigos, cercanos y conocidos es una fuente inagotable de enriquecimiento para mí y de aprecio y admiración que siento para con ellos.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Puente sin nombre


Salir de casa y ponerse en camino por el desierto es una invitación a las sorpresas y a los imponderables. Puede cambiar el clima súbitamente, como se te puede cruzar un coyote, una serpiente, una cabeza de ganado o simplemente el silencio del paisaje te envuelve, te detienes y no encuentras palabra alguna del diccionario que nos cobije para hilar una pálida oración que dé cuenta del instante que estás viviendo. Pasan las horas y el desierto va quedando atrás mientras el horizonte se viste de pinos. Para mi sorpresa los puentes se suceden con nombres inspirados en las mínimas poblaciones rurales. La rectitud del camino se desliza insensible y de pronto parpadeo sobresaltado pues casi no creo lo que estoy viendo. Acabo de pasar por debajo del Puente sin nombre. Sí, como está escrito, dicho y visto. Un puente huérfano que lleva ese humilde nombre. Sin dejar de estar con un ojo al gato y otro al garabato en la carretera, mi mente vuela al mundo posible de los seres que han llegado a este mundo y para quien no les esperaba un nombre y se quedaron sin él. He llegado a la conclusión que en términos intrínsecos el nombre es una convención social para funcionar en grupo del cual dependemos. Mas no deja de sorprender que los expertos camineros recurrieran a su bitácora y le asignaran al puente velozmente pasado, el notable nombre, para mí, de Puente sin nombre.

Nota.- El citado puente se encuentra entre Cd Guerrero y Cd Cuahutemoc,Chihuahua.



lunes, 23 de noviembre de 2009

Raíz y brotes


El abuelo tocaba la guitarra, el hijo tocaba el tambor y el nieto un pequeño acordeón. Durante el día hundía sus callosas manos en la tierra. Al atardecer, junto al fogón componían y tocaban. Rara vez hablaban. Sus palabras fueron la música. Un día llegó un amigo querido y les preguntó cómo se llamaba el trío que habían formado. El nieto, un niño de 11 años, al ver que su abuelo y su padre no soltaban palabra alguna dijo: Nuestro grupo se llama: Raíz y brotes. Al abuelo, al hijo y al nieto le brillaron, húmedamente, los ojos. Rara vez hablaban.


domingo, 22 de noviembre de 2009

Las serpientes


Las serpientes duermen durante el invierno en el desierto. Los aires tibios de la primavera las despiertan lentamente. Su actividad en el verano es intensa pues cazan de noche y duermen de día. En el otoño elijen dos piedras que les permitan pasar por en medio de tal manera que la fricción les desprenda la vieja piel y vuelven a nacer, para continuar su nuevo ciclo de vida. Esta observación me ha instalado en un caminar paso a paso, tomado de la mano de mi propia naturaleza y de la vida misma. Me gusta recordar, en consonancia con este pensar y sentir, lo que dijo Joseph Campbell: Debemos estar dispuestos a librarnos de la vida que planeamos, para acoger la vida que nos está esperando. Hay que librarse de la vieja piel para que pueda salir la nueva. Si nos fijamos en lo viejo nos atascamos. Cuando nos aferramos a cualquier forma corremos peligro de putrefacción.



viernes, 20 de noviembre de 2009

Miedo y humor


La vida en el desierto chihuahuense es un cara a cara con el miedo y el temor a no vivir en cosa de segundos. No es el terror lejano sino el que tenemos en nuestras calles todos los días. ¿Tiene algo valioso sentir miedo? Después de vivir en medio de él ,comienzas a comprenderlo y a valorarlo.El miedo es lo que nos mueve hacia adelante. Una mirada humorística a tu situación te da distancia espiritual. El sentido del humor te salva.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Entrar en el bosque


En este mundo donde casi todo está descubierto es muy fácil seguir el consejo de nuestros mayores para tomar el sendero, la huella, el camino ya hecho por otros pues ese trabajo previo nos facilita el andar y la vida. Tomado literalmente el consejo tiene algo de razón sin duda. Pero en un sentido metafórico y más personal, el consejo no aplica para el camino de la vida, para el mundo interior de cada ser humano que llega a este mundo. En ese caso, por lo contrario, la lógica es diferente y la podemos sintetizar así: Entras al bosque, en el punto más oscuro, y no hay sendero. Donde hay camino o sendero, es un sendero ajeno. No estás en tu propio sendero. Si sigues el camino de otros, no realizarás tu potencial. Aquí está la aventura, el riesgo, el atrevimiento y la rebeldía humana para seguir el propio camino.


Inspirado por Joseph Campbell





martes, 17 de noviembre de 2009

Polos opuestos


Entre las muchas polaridades de la vida humana hay una en la vida política que trae a la humanidad de cabeza y es la vitalicia oposición entre grupos y partidos que se dicen de izquierda y de derecha, conservadores y liberales. Su oposición es vivida como exclusión del tú, del otro, del que piensa diferente a nosotros. La vida nos ha dotado de mano izquierda y mano derecha y ambas se necesitan mientras dure la vida y no nos queda otro camino que la mutua colaboración, respeto y trabajo constructivo. Aquí tenemos a otra polaridad: construcción versus destrucción y nuevamente parece ser que sufrimos del mismo maniqueísmo pues pensamos que construir es mejor que destruir. Una percepción más amplia nos revela que destruir y construir es parte de un proceso, de un continuo y bien vale recordar que: No se puede hacer una tortilla sin romper los huevos: destrucción antes de la creación. Todo proceso implica romper algo. La tierra debe romperse para producir vida. Si la semilla no muere no hay planta. El pan resulta de la muerte del trigo. La vida vive de vidas. Nuestra propia vida vive de los actos de otros.

Inspirado por Joseph Campbell







lunes, 16 de noviembre de 2009

Dominadores


He sentido desconfianza por muchas expresiones que escuché desde niño y una de ellas es el lenguaje grosero y bélico que aplicamos al referirnos a la naturaleza, a la tierra, a los fenómenos naturales como el huracán, el tifón, el granizo, las grandes olas el calor y el frio. Recuerdo que me asustaban expresiones como dominar a la naturaleza, vencerla, conquistarla. El tiempo pasó y hoy me río del gran extravío en el que vivimos los humanos civilizados. El problema si alguno hay no está en la naturaleza que es perfecta porque ella es así. Me llena de luz encontrarme con un texto que expresa formidablemente lo que siempre intuí: Cuando hablamos de arreglar los problemas del mundo, estamos descortezando el árbol que no debemos. El mundo es perfecto. Es un caos. Siempre ha sido un caos. No lo cambiaremos. Nuestro trabajo es enderezar nuestras vidas. Hemos de enderezar nuestra codicia, nuestra voracidad nuestra inmensa capacidad depredadora sin dar nada a cambio y tomarlo todo para nosotros y entre nosotros para algunos poquísimos, dejando a  los demás lejos, muy lejos de los beneficios.


sábado, 14 de noviembre de 2009

Ardiendo


En estos días usamos la palabra pasión, apasionarse para indicar un estado de ánimo que se manifiesta en nuestras acciones. Así, jugamos apasionadamente y peleamos apasionadamente y casi no hay esfera de la vida -arte, ciencia, negocios, viajes- que no sea susceptible de ser vivida apasionadamente. Si vamos al origen clásico de esta palabra descubrimos que alude al concepto de combate y al padecer. El apasionamiento es una especie de combate por algo, ante algo, para algo. Sin duda esta palabra es una herencia de nuestras raíces bélicas. También podemos decir, por extensión, que el arte de vivir es vivir apasionadamente y esto lo supieron los sabios hindúes cuando uno de ellos nos retrató de la siguiente manera: No busques -la iluminación, el arte, amar, crear- si no buscas con la urgencia con la que un hombre, cuyo cabello, está en llamas ,busca el agua.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Los libros jardinados


Un libro es una vieja historia hecha con luz cósmica y aguas lustrales, con humus terráqueo, sudores humanos, árboles que aspiran a lo alto mientras conversan con su sombra. Un libro es un jardín donde florecen letras flores, palabras flores, historia de flores .Un libro es la piel del mundo, todos los aromas y en medio de ese océano navega la frágil barca de la palabra. Un libro, los libros, jardines multiplicados…

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Un tejido, un jardín


Crecí entre tres culturas. Tengo el sello del desierto en el alma, el sello de la cordillera con sus mil montañas. El sello verde de la Amazonía. Los hombres y mujeres de ese mundo son amantes de los jardines, de las plantas. Una tarde durante una soñolienta clase de historia que rondaba sobre la cultura Chimú nos mostró una lámina en la que estaba grabado un jardín, sí pero un jardín tejido multicolor bajo la forma de un poncho. Mi querido profesor y la lámina quedaron atrás pues en un instante emprendí el vuelo de la imaginación a esos desiertos y comprendí cómo los hombres no necesitaban  tener un jardín pues el jardín lo llevaban tejido en su poncho que es la prenda que arropa el alma. Si hay ser humano que valore qué es un jardín, es el hombre del desierto.

martes, 10 de noviembre de 2009

Nombre cifrado


Un nombre en cifras o cifrado es destino, podría decir, después de leer una historia de mi buen Alberto Ruy Sánchez quien vivió unos años en Paris. Fue vecino de una pastelería de barrio llamada Mil hojas. Un día la pastelería murió por causa de un incendio, pero el nombre sobrevivió transformándose en una librería de barrio llamada Mil hojas. Nueve años de vida tuvo la joven y la crisis se la llevó por los aires. Pero el nombre sobrevivió continuándose en una tienda de plantas de barrio llamada Mil hojas. ¿Dónde está el fascinante misterio? ¿En el número Mil? ¿En las hojas? ¿En las Mil inseparables de las hojas? , ¿En haber vivido en ese barrio parisino y tener fascinación por los pasteles, los libros y las plantas que están todos hechos de Mil hojas?


lunes, 9 de noviembre de 2009

Volver a nacer


¿Cuándo se convierte en hombre un niño? El abuelo respondió. Cuando descubre el verbo dar, lo conjuga y lo vive. ¿¿Cómo es eso? Yo doy y yo me doy. En ese momento deja de ser el niño que extiende la mano y pide y se convierte en la mano extendida y brazo vigoroso que se enlaza con todos los brazos del mundo. Eso se llama, también, volver a nacer.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Rueda que chilla


Una herramienta útil en el arte de comunicarse es hablar clara y directamente. Esta habilidad suele allanar las dificultades y malentendidos y nos desinstala del silencio cómodo para decir nuestra palabra. Mi amigo Esteban, hombre del desierto de pies a cabeza me ilustró lo dicho con esta expresión: A la rueda que chilla es la que se aceita. Saber decir la palabra oportuna y claramente hace que seamos escuchados. Ser escuchado genuinamente y con atención es una de las aspiraciones más universales cuando los seres humanos nos comunicamos.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Imponderables


El profesor X vivió el horror de la destrucción de las torres gemelas de Nueva York el 11 de Septiembre. Aterrorizado decidió mudarse a Londres en busca de una vida más segura y tranquila. Una mañana salió de su casa rumbo a la universidad. Ya no volvió jamás a su casa. Le tocó la explosión terrorista en el tren subterráneo de Londres. El ingeniero fulano llega al aeropuerto de Rio de Janeiro y se peleó casi a muerte con tal de alcanzar asiento en el vuelo a Paris de Air France. El avión se desintegró en medio del Atlántico. En el mismo vuelo, una pareja italiana quedó en tierra y perdió el vuelo. Se salvaron. Detrás de estas historias conocidas tenemos algo que se llama imponderable. El imponderable me ha intrigado toda la vida. Imponderable tomado como azar, riesgo, circunstancia, factores, eventualidades y sobre todo como lo imprevisible. Por otro lado, casi todas las historias amorosas que me han llamado la atención en la vida, están atravesadas por lo imprevisible. Aunque los seres humanaos pareciera que disfrutamos con el orden, el control y la sensación de lo previsible, la verdad es que los verdaderos instantes que cambian nuestra vida y le dan un giro copernicano son aquellos que nunca imaginamos, que fueron imponderables. Tener conciencia de este factor torna a nuestra vida en un asombro perenne ante el cual practicamos la apertura, la flexibilidad y la entereza de ánimo.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Lo que soy


Perdido en los largos discursos me gusta la brevedad. Perdido en la selva de las preguntas sobre quién es el ser humano he viajado de norte a sur y de oriente a poniente. Hoy me quedo con Marco Aurelio y su austera brevedad: Esto es todo lo que soy; un poco de carne, un breve hálito vital, y el Guía interior. Sin duda que la escucha atenta de su Guía interior le permitió escribir sus sabias Meditaciones que son mis marcas en el camino de la vida.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Un granito de incienso


A veces, suele suceder que estamos muy atentos a nosotros mismos y hasta exageramos la importancia que le damos a nuestra persona. Una manera de atemperar esa percepción y acercarme al punto medio la encontré en la experiencia de Marco Aurelio en sus célebres Meditaciones cuando vivió junto al río Danubio en la antigua Vindobona conocida como Viena. Una tarde tomó como inspiración el aroma del incienso y escribió: Muchos pequeños granos de incienso se encuentran sobre el mismo altar; uno se consumió antes, el otro más tarde; y nada importa la diferencia.

martes, 3 de noviembre de 2009

Para estos días


Para estos días en que todo lo discutimos acaloradamente como el presupuesto nacional o las medidas para abatir la violencia desbordada, el hambre que mata y la epidemia que acecha y la riqueza grosera y voraz. Ahora necesitamos detenernos todos, pues todos tenemos una parte en el asunto que nos quema las manos y el corazón llamado México. Hoy quiero traer entre nosotros a un hombre que fue gran pensador, ser sensible y sobre hombre de acción. Es Marco Aurelio. Les dijo a sus soldados: No sigas discutiendo ya acerca de qué tipo de cualidades debe reunir el hombre bueno, sino trata de serlo. Esto lo dijo uno de los más grandes militares de la historia humana quien comprendió al trabajo con uno mismo, como la tarea o batalla más grande, la más larga y más noble que podemos emprender y no desmayar.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Hacer ojitos


Nuestros ojos son mucho más que los órganos de la visión que conectan con el centro cerebral. Nuestros ojos son los artífices del mundo de las miradas. De ahí que las miradas necesiten de los ojos y los ojos están vivos gracias a la manera y estilo personal de mirar. La mirada, a su vez, trasluce sentimientos, emociones e intenciones. Los ojos y la mirada se ponen de acuerdo y en medio de su gran versatilidad nos soprenden, con lo que llamamos: me estás haciendo ojitos. Esta expresión sugiere, en algunos casos, una actitud juguetona, coqueta, que pide, invita, llama. Quizá no lo hemos advertido conscientemente pero un elemento original que participa en nuestros enamoramientos es nuestra sensibilidad para hacer ojitos a alguien o para que alguien nos haga ojitos. Sea en un caso o en otro hacer ojitos tiene una buena dosis de efecto hipnótico y ante esa señal no es fácil que podamos sustraernos. ¿Recuerdas la última vez que te han hecho ojitos o que tú lo hiciste? No me extrañará saber que ALGO maravilloso sucedió durante unos instantes o tal vez le dio un vuelco a tu vida.

viernes, 30 de octubre de 2009

Las miradas


Cuando las razones salen por la ventana y la palabra fracasa, la humanidad -que somos todos- llega a escenas como éstas. Primera escena. En la guerra de trincheras durante la primera guerra mundial de 1914-1918 los enfrentamientos de dos ejércitos se dieron a menudo en combates cuerpo a cuerpo, con bayoneta calada, mirándose a los ojos. He aquí la mirada recordatorio de un sobreviviente: solo un soldado –llamado por nosotros enemigo- pudo escalar el promontorio de nuestra trinchera y en ese instante se ensartó en mi bayoneta. Un aullido terrible, indescriptible me perforó los oídos mientras un borbotón de sangre emanó de su boca y sus ojos se quedaron petrificados mirándome. Fue al atardecer de mi primer día en combate. Ese día cumplí 19 años de edad y desde entonces sentí que dejé de ser humano. Segunda escena. En la playa Omaha el 6 de Junio de 1944 esperábamos el desembarco de los aliados y esa mañana llegó. Nuestra guerra, pese a las frases de los de arriba estaba perdida. Formé parte de un grupo de refuerzo, sangre nueva, carne de cañón en la lucha desesperada y final. En un abrir y cerrar de ojos tuve ante mí a la primera oleada de americanos e ingleses. Todo se redujo a tener en ese fino punto de la mira de mi fusil el centro de la cabeza de otro muchacho como yo y por primera vez en mi vida sentí cómo se deslizó mi dedo en el gatillo tibio. Todo fue un clic y desde entonces jamás he podido olvidar sus ojos, su mirada, su incipiente barba, el temblor espasmódico de su barbilla, el último suspiro. Yo lo maté y algo murió dentro de mí para siempre.



jueves, 29 de octubre de 2009

Las revoluciones

Hay palabras que nacen con estrella y otras nacen estrelladas, bien porque brillan en las alturas o porque estrellar y estrellarse significa hacerse pedazos. Desintegrarse. La palabra revolución con lleva la idea de evolucionar, cambiar, seguir el curso de un proceso vivo. Sin embargo, en la teoría y en la práctica política de los pueblos, la palabra revolución está cargada de asociaciones intensas, dolorosas, trágicas, sangrientas, justicieras, etc. Por otro lado, hay quienes creen firmemente, como el gran Walter Benjamín que gracias a las revoluciones se han evitado catástrofes humanas mayores: las revoluciones no son un motor que impulse a los pueblos, sino el freno de mano que las sociedades accionan cuando piensan que son conducidas al abismo. A lo largo de la historia se ha discutido mucho sobre el sentido de la revolución de la escritura, de las ciencias, de la tecnología, de las masas hambrientas y despojadas. Hoy hablamos de la revolución de las comunicaciones, de la información y del conocimiento. Sin embargo falta la gran revolución de la conciencia donde valoremos a cada ser vivo, al planeta con su aire, agua y tierra que habitamos pero que no es de nuestra propiedad. La gran revolución de la conciencia es la que nos permitirá no sentirnos opuestos, adversarios y enemigos a unos de otros sino pertenecientes a la única especie llamada humana. La gran revolución se dará el día que nos sentemos a diseñar un nuevo orden para nuestra convivencia donde el desarrollo material no sea ilimitado ni un fin en sí mismo y donde el mito de que la vida es un gran mercado donde todo se vende y todo se compra, pierda la importancia que le hemos dado. Como en muchos viajes el camino serpentea, sube y baja y se asoma al abismo. En ese momento es vital una revolución, un freno de mano.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Un guiño de ojo


Crecí pensando que la lengua era todo lo que teníamos para conectarnos entre humanos. Un día se acercó a mí una niña pelirroja y pecosa como un plato de leche con moscas. Formamos un grupo de juego y de pronto me quedé atarantado pues fui llevado por ella a un mundo enteramente desconocido para mi, al menos conscientemente. Me guiñó un ojo. Y con ese guiño me dijo todo y sin embargo no atinaba a descifrar qué parte de ese todo me estaba comunicando. Me quedó dando vueltas la cabeza y la barriga llena de mariposas. Desde entonces me encanta el lenguaje no verbal. Un guiño de ojo es cerrar un ojo momentáneamente quedando el otro abierto. Sinónimo de complicidad, simpatía y coquetería, este gesto es muy común en reuniones sociales entre personas que se despiertan interés mutuamente. Puede significar que la persona que te guiñó el ojo tiene una complicidad contigo, si es que te conoce. Si no te conoce y te guiña el ojo puede ser una provocación más sensual, tiene interés en ti. Si alguien está haciendo un comentario superficialmente verídico puede guiñarte el ojo y tú sabrás que es mentira lo que está diciendo. También puede ser una simple señal de que algo va a ocurrir o de acción para ponerte en alerta. Sea como sea los ojos son una fuente formidable de mensajes, hoy me quedo con guiñar un ojo, pero ¿qué tal eso de poner los ojos en blanco?

martes, 27 de octubre de 2009

Los sueños en el arca y el arca de los sueños


Los sueños en el arca y el arca de los sueños.El Arca es una palabra que me ha evocado contenidos mágicos y míticos desde tempranas horas de mi vida. Desfiló el Arca de la Alianza que bien, bien nunca comprendí qué contenía. Pronto apareció la enseñanza familiar resumida en esta frase: Cuidado hijo: En arca abierta hasta el justo peca. Para imaginar una especie de baúl lleno de las monedas de oro que habrían dejado bizco al propio Sésamo. Pero entre todas Arcas la más fascinante ha sido y es el Arca de Noé. Que si medía tanto por tanto, que sin estaban ahí sólo mamíferos y dejaron afuera a las aves y a los reptiles y qué decir de las bacterias, los microbios. Bueno eso no es para preguntones. Vagaba y divagaba imaginando la vida dentro del arca y a Noé dando de comer y contándoles cuentos a todos los invitados para sobrevivir ante el terrible diluvio. Hoy el Arca me sigue fascinando pues los 6 mil millones que somos en el siglo XXI ocupamos esta frágil Arca-nave que es la tierra que hace su viaje proceloso en la vía láctea. Que si nos alcanza la comida, que si el agua se termina, que si nos peleamos por el espacio, que si hay pasajeros de primera y otros de quinta, que si a quien no piense como el mandamás se le tira al fondo del mar amarrado por las patas es algo que vivimos todos los días. Pero el Arca también es la nave de nuestros sueños. Me pregunto ¿cómo son los sueños simultáneos de seis mil millones de pasajeros? Si cada uno contara un solo sueño tenido durante la navegación tendríamos cuentos para todo lo que pueda durar nuestro viaje por la vía láctea y tal vez entre todos nuestro viaje tendría un final feliz.

lunes, 26 de octubre de 2009

Las mil y las diez mil


Hay dos realidades que me tienen encantado, casi hipnotizado desde niño. La primera es haber leído Las mil y una noches que me reveló que la palabra Mil es igual que decir infinito. La segunda realidad es haber descubierto que los antiguos chinos, consideran que éste es el mundo de las 10.000 cosas. ¿Por qué? Porque para que algo suceda en nuestras vidas no se da una sucesión en línea recta geométrica de cusa y efecto sino algo más complejo. Se dan 10,000 relaciones simultáneas que hacen que la relación de una causa con su efecto sea algo muy simple. Decir 10 mil cosas es como decir infinito. Además no se da una diferencia entre el cielo y la tierra, entre el macrocosmos y el microcosmos. Somos un todo orgánico, no existen fronteras entre el ser humano y el universo en que se desarrolla su vida. La conexión entre dos acontecimientos no es para ellos de causa a efecto, sino de homología entre dos fenómenos que ocurran en el mismo instante. Por eso, preguntar ¿Estoy triste porque el cielo está nublado, o está nublado el cielo porque estoy triste? no tiene sentido para la visión china oriental que es integradora y compleja. Todo lo dicho, medianamente, se cumple en el amor humano. Un aparente y simple encuentro que cambia nuestra vida en una profundidad y altura insospechada, comenzó de manera simplísima, aparentemente, pues andado por la calle un tal y buen Julio levantó del suelo el arete de una tal y buena llamada Maga -que se le desprendió mientras se acicalaba el cabello bajo el aire otoñal impetuoso. Ahí concurrió el mundo de las 10,000 cosas que se transformó en Las mil y una noches…

domingo, 25 de octubre de 2009

A la una, a las dos y a las tres


Así decía la consigna para empezar el día, para iniciar una competencia, para tomarse la sopa y para echarse a la piscina con agua helada. A la una, a las dos y a las tres. Me ha fascinado este asunto del número tres y sé que desde la antigüedad de los tiempos humanos muchos hombres y mujeres, desde niños, han sentido la misma curiosidad. El estudio del número tres y de todos los demás números constituye la famosa numerología o estudio simbólico y mítico de los números en campos tan interesantes como las ciencias naturales y aplicadas, exactas, así como en el arte, la literatura, la historia, la filosofía y las espiritualidades. Pero hoy mi admiración se detiene en considerar aquello que me dijo una mujer ya viejecita con unos ojos aguamarina. No hay amor humano de dos. El amor humano es de tres. Ahora puedo imaginar que un tal Julio va por la vida y por otro camino, sin saber nada de nada, va una tal Maga. Ahí tenemos uno más uno, que ya son dos -sin dejar de ser lo que son: Uno.- Pero para que nazca la chispa del futuro amor hace falta el número Tres. El número tres es haber tomado el mismo tranvía sin saber nada de nada, el mismo avión o un café en la misma hora y en la misma esquina. El número tres se hace presente cuando ella dejó un día una pequeña nota dentro de un libro prestado en la biblioteca .¡Pasaron tres años!. Un día el tal Julio tomó prestado el mismo libro y encontró esa nota. ¿Qué decía? Quienquiera que seas, no tengo prisa, si lees este número de teléfono llama. Algo maravilloso puede nacer. Y así fue. Nació el amor. ¡A la una, a las dos y a las tres.!



sábado, 24 de octubre de 2009

La quinta esencia


Desde temprana edad escuché a mis padres y a mis abuelos referirse a la quinta esencia de las ciencias, el arte y el amor. Mi vívida imaginación navegaba en los más variados mundos tratando de visualizar a la quinta esencia. Anidando los caminos y los años se me hizo claro comprender que esencia es aquello que trata sobre la verdadera naturaleza de las cosas, lo característico y lo más importante. Para Empédocles el universo se componía de cuatro elementos o esencias: tierra, agua, aire, fuego. Para Aristóteles, había uno más, de índole superior, mucho más sutil: el éter... un quinto elemento, en griego 'pemptê ousia' traducido al latín por 'quinta essentia' que correspondía al elemento invisible que llena el universo. La 'quintaesencia' es lo más fino de una cosa, lo esencial y más puro. En el plano sencillo de la naturaleza observemos a una lechuga donde la tierra constituye su base ,el agua es el factor de cohesión que la mantiene unida, el fuego le permite madurar, el aire le hace crecer y el éter le da el espacio en el que se manifiesta y desarrolla. Comemos una lechuga, no sólo para alimentar nuestro cuerpo físico, sino también para alimentar nuestra mente, sentimientos … y nuestro espíritu. La quinta esencia es una expresión familiar para definir lo más puro y exquisito de una cosa en el plano material y en el espíritu como es la estética y el amor entre humanos o entre humanos y otros seres vivos. La quinta esencia está lejana a la banalidad y a la frivolidad que sólo es la cáscara de la realidad.