lunes, 8 de julio de 2013

Vino y almas







Solemos decir que lo llamado bueno nos mueve y nos conmueve  -según el decir de hoy ,nos motiva.  Por lo bueno ,lleno de sentido o motivante hemos emprendido viajes y aventuras sin fin. Por lo llamado bueno hemos crúzanos mares, desiertos y montañas, estamos velando al enfermo horas días,meses.Por el amor al amor, al dinero o al poder emprendemos las tareas más fatigosas. Sabedor de esta característica, exclusivamente humana, Yĕhudah Ha-Levi[1] escribió para nosotros: Las copas sin vino son pesadas,
son arcilla como las vasijas de barro,
mas al llenarlas de vino se hacen leves, lo mismo que los cuerpos con las almas. El vino obra la levedad en la pesada arcilla, como las almas obran la levedad en los pesados cuerpos.






[1] 1070-1141 (71) máximo poeta hebreo en la España medieval.

domingo, 7 de julio de 2013

Tiempos y espera



La gente de campo en nuestro desierto es vieja observadora y conocedora de los cielos de día y de los estrellados. Los cielos son sus libros, es su cieloteca. Que si el sol desangrado y los cielos rojizos, que si los vientos del sur en la mañana y del norte al atardecer, que si las nubes que asoman por la mañana y se siguen de largo aumentando el ansia de una gota de agua, ¡una!. Y así un día y otro también y la estación de los fríos ,de los brotes y de los escasos frutos, el volar de las hojas y vuelta el frío. Y con el amor sucede lo mismo, ansia y espera, ingrediente esencial. Desde tierras secas y hermanas Antonio Gala nos envió este verso inolvidable: Aceituna en invierno, trigo en verano. No te tardes bien mío, que yo te llamo.[1]




[1] Sevillanas

sábado, 6 de julio de 2013

Remos


Odiseo
 Todos los inventos nos regalan comodidad,rapidez,eficiencia ,por un lado, y el naufragio y la muerte por otro lado. Pensemos en el invento de las naves. Cruzan ríos, lagos y mares pero juegan con el riesgo del error humano o con el desastre de la naturaleza. Sobreviene el naufragio y conlleva sobrevivencia o muerte. Así es nuestra vida, una nave. Salimos de un puerto esperanzados, gozosos y con algunas previsiones pero el mundo de los imponderables es amplio. Cada ser humano puede hacer en alguna pausa de la vida el inventario de los propios naufragios: un error, una decisión equivocada, una palabra de más que ya no volvió al arco que la disparó, etc. El resultado podría ser desalentador, frustrante un desilusión completa. Pero he aquí que la vida es generosa y mientras respiremos hay una oportunidad que nos aguarda. Nuestro buen Antonio Gala bien sabe de navegaciones y anotó en su diario de navegante: Ya nunca más diré: «Todo termina»,
sino: «Sonríe, alma, y comencemos.»
En nuevas manos pongo nuevos remos
 y nuevas torres se alzan de la ruina. ¡Qué mayor dicha pueda darnos la vida que poner nuevos remos en nuestras encallecidas manos renovadas!.