En los tiempos que corren hay una fantasía infantil que sueña con el éxito sin pagar el precio, sueña con los resultados sin pensar en las horas y horas invertidas, piensa en el disfrute como punto de partida y no como recompensa para el trabajo realizado. En otros términos hay un olvido de dos actitudes fundamentales en la vida: poner nuestra voluntad en juego y poner nuestra perseverancia a prueba -como la gota tras gota que al cabo perfora a la piedra. Nuestra amada lengua tiene frases eternizadas como esta que dice aludiendo a perseverar: 'Voy a beber el océano....hasta secarlo si es necesario'. Percibimos el alcance de la frase pero la huella que deja no se puede soslayar. ¿Hay algo por lo cual bebernos el océano?
Es una antología de las Cartas del Desierto que trasmito en Radio Universidad 105.3 FM y 1310AM, Chihuahua. Mexico. Una mirada sobre el mundo, la vida y la historia Social desde el desierto Chihuahuense en el Norte de México. Escribo y comparto mis sentires mientras vamos de camino: Si estas Cartas te ayudan y las reproduces, cita al autor y a la fuente. ¡Gracias por escribir tus comentarios¡ -La vida abre la puerta,nosotros hacemos el camino-
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martes, 5 de julio de 2016
Si es necesario...
En los tiempos que corren hay una fantasía infantil que sueña con el éxito sin pagar el precio, sueña con los resultados sin pensar en las horas y horas invertidas, piensa en el disfrute como punto de partida y no como recompensa para el trabajo realizado. En otros términos hay un olvido de dos actitudes fundamentales en la vida: poner nuestra voluntad en juego y poner nuestra perseverancia a prueba -como la gota tras gota que al cabo perfora a la piedra. Nuestra amada lengua tiene frases eternizadas como esta que dice aludiendo a perseverar: 'Voy a beber el océano....hasta secarlo si es necesario'. Percibimos el alcance de la frase pero la huella que deja no se puede soslayar. ¿Hay algo por lo cual bebernos el océano?
martes, 6 de mayo de 2014
La rana
GPH |
miércoles, 29 de enero de 2014
De bruces
![]() |
GZ / gph |
Me fui de bruces en
tus ojos.
No tenían fondo
domingo, 12 de enero de 2014
Palabra y pena
No te olvides
La palabra pesa
La pena pasa.
Hay palabras como una pluma echada al viento
Hay palabras como piedra arrojada al
fondo del océano
La pena pasa como darle la vuelta a la
hoja
La pena pasa como montaña que en siglos
se desmorona.
sábado, 26 de marzo de 2011
In Memoriam, Japón Marzo de 2011
El antiguo Imperio del Sol Naciente, la tierra de los bravos Samurai, la tierra del Zen ha sido triplemente herida. Un terremoto irrefrenable, un tsunami colosal y plantas nucleares venenosas y letales en una tríada apocalíptica se han tornado sobre este pueblo. Mientras escribo, aún se debaten en la tragedia natural y humana. Una pequeña isla en el vasto océano. No hallo palabras pero en mi auxilio invoco a nuestro querido José Emilio:
El Mar no tiene dioses
El mar no tiene dioses.
-Propercio
El mar no tiene dioses porque el mar
Es más vasto y antiguo que la Tierra.
Es comienzo de todo y por eso mismo
Acaba de nacer en este instante.
El rumor de las olas en la arena
Es su primer sollozo.
domingo, 20 de junio de 2010
Sólo unas gotas de agua
Vivimos en el mundo físico que nos ha tocado, en un tiempo hemos nacido y no en otro. Son dos elementos indispensables: tiempo y espacio. ¿Cómo vivimos en este mundo, que deseos albergamos en nuestro ser? Ese es otro cantar. Cada cual se imagina la vida que desea y desea la vida que imagina. Sucede de pronto que, como decía un viejo sabio en el desierto: Tu mundo, es tu creación. El mundo natural es de todos. Igual que la araña teje su propia tela así nosotros tejemos la tela de nuestra vida. A veces esa tela es la propia trampa de la que no nos podemos salir. Algunos seres tejen la tela que los atrapa y su tela se llama deseo, sí, deseo de poder, dinero y hasta el deseo del paraíso. Nuestro mundo interior no cesa de desear y desear y por tanto desear mirando al futuro…se nos escapa de las manos, el presente que calma la sed. Se nos escapa el presente y eso nos hace sentirnos como peces fuera del agua. Por eso en el desierto apreciamos cada gota de agua –llamada presente- unas cuantas gotas nos bastan. No anhelamos tener el océano con nosotros.
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