jueves, 15 de enero de 2015

El que se queda




Lo que llamamos día es un breve reino entre dos oscuridades.
Lo que llamamos día  es gracias al reinado del sol
Lo que llamamos día es gracias  la presencia de las aves y flores que lo alegran.
Este mundo no sería pleno sin la presencia del  pequeñísimo gigante llamado
colibrí, picaflor, chuparrosa, pico punzón, zunzuncito y en lengua zapoteca bu bu lú  que significa, el que se queda en los ojos. Cuando llegaron los españoles no conocían al colibrí y se quedaron estupefactos al verle por vez primera . El más pequeño de los pajaritos, con la mayor cantidad de nombres. Nuestro desierto no está privado de su alegre presencia y su nombre zapoteca ha llegado a mi vida: el que se queda en los ojos.


miércoles, 14 de enero de 2015

Mensajero



JEP/GPH
Tenemos en común con las aves que ellas y nosotros dormimos. Varía el número de horas pero la observación nos lleva a decir que las aves son madrugadoras  -se anticipan al sol y se cobijan cuando el sol se pone. Un ciclo laborioso llamado de sol a sol.  ¿Cuál es el encanto de las aves en nuestro desierto? No es sólo su colorido en el plumaje ,ni la claridad de su canto, ni la gracia de su vuelo en los espacios libres. Las aves son mensajeras. Llevan y traen mensajes pero no se crea que son papelitos enrollados. Es otro el mensaje y dice así:

El alba está lejana.
No sé qué busca el pájaro
Entre la noche densa

Habala,murmura,insiste.
Se acerca a la ventana.

Dice que el sol no ha muerto
y existe otro mañana.[1]







[1] Inspirado por J. E. Pacheco. Presagios.

martes, 13 de enero de 2015

Brincan y brincan





Bufo,bufo -Bufonidae
En la maravillosa y misteriosa cadena de la vida cada uno de los seres que habitamos en este mundo tenemos una función, una tarea, una misión -dirán algunos. La biósfera esta habitada por bacterias, libélulas, hormigas, vacas, elefantes, gatos salmones, camellos, colibríes, moscas y también nosotros los auto llamados seres humanos. Hasta donde sabemos todos los seres de aire ,mar y tierra ignoran su nombre, pues el nombre se los hemos otorgado nosotros, los humanos. Uno de ellos es el sapo quien además de ser voz de bajo en el concierto de los sonidos vivos, dedica horas del día a mantener el equilibrio alimentándose de insectitos que son adversos para otros seres vivos incluido el ser humano. No hay ni bueno ni malo solamente una cadena de seres vivos donde unos vivimos de otros y otros vivirán de nosotros -así que podremos sostener una entrevista con las moscas. Pero vuelvo a los sapos de vida breve y feliz, con escasos desplazamientos pero gozosos en el agua y cantores bajo la luna llena. De ellos se dice que brincan y brincan y caen donde mismo –que es lo contrario de desplazarse, correr y viajar. Ellos ,parece ser, son seres modestos y sin pretensiones y sospechan que se les toma como punto de comparación de fealdad al decir: es tan feo que parece un sapo. A mi me gustan, les tengo cariño y uno de ellos habita  en el minúsculo jardín de casa. Mi querido José Emilio -quien hace un año se mudó a otros mares del cielo, anotó en su álbum:
Lección de estilo: los sapos
a orillas de su charca
bien sentaditos,
frescos, felices,
con la piel húmeda bajo el calor del verano,
parecen dar las gracias por su breve existencia.
La breve existencia que puede ser feliz me hermana con los sapos…



lunes, 12 de enero de 2015

En los cielos y en la tierra






Cuando el año nuevo despierta es hora de ponerse en el camino pues la caravana no se detiene indefinidamente. En nuestro invierno boreal del desierto me admiro cada vez que soy testigo del paso de las grandes bandadas de patos y gansos que vienen de norte a sur en busca de cobijo y de sur a norte cuando el tiempo se suaviza. Formaciones armónicas que gozan en su vuelto y en sus alturas. Formaciones que me regalan la alegría de sus evoluciones y de esos lazos que trazan en el aire con una suerte de belleza indescriptible. Patos y gansos que me hacen un guiño y me dejan una sonrisa mientras ellos cruzan las fronteras que los humanos ponemos en tierra, sin necesidad de cargar un tanque de gasolina, llevar un pasaporte y visa, sin preocuparse de tener un manojo de dólares o pesos, ni pedir permiso en las aduanas. No necesitan aprender lengua alguna ni ser bilingües -sólo tienen la alegría de sus cantos, idioma universal. Invierno en el desierto, escenario espléndido de una vida en libertad, en los cielos azules y limpios mientras en la tierra siguen las marchas, los amores, las balas, los llantos , las maldiciones , los quebrantos y las esperanzas para alcanzar lo que parece casi inalcanzable: la convivencia de los seres humanos en paz bajo los cielos…

domingo, 11 de enero de 2015

Soy





De cuando en cuando surgen tres preguntas recurrentes en el horizonte de la vida humana como hoy, al inicio de otro año: ¿Quién soy? ¿Quién es mi patria?  ¿Cómo es mi vida?  Cada cual puede responderlas según el tiempo en que le ha tocado vivir, el lugar que ocupa en el mundo y el para qué  de su vida. Un autor del desierto africano Hasan bin Muhammed al Wassan al-Fasi [1] dijo de sí con sabiduría: Soy hijo del camino, caravana es mi patria y mi vida la más inesperada travesía  Esta trilogía, que me autodefine, puede acompañarme en el paso a paso de cada día  -donde el camino se hace y vamos todos como caminantes formando la patria humana y lo inesperado, lo imponderable es el corazón de nuestra trashumante vida.





[1] Inspirado por Amin Malouff, León el Africano.