miércoles, 6 de febrero de 2013

Vaso y lámpara





Diógenes
Que nacemos vacíos de nombre y nos dan un nombre, es evidente, que nacemos vacíos de conocimientos y nos hacemos paciente y largamente de ellos, es un gran trabajo. Además nacemos vacíos de orientación en la vida –un Norte, una misión y tarea-  y la descubrimos paulatinamente para vivir de acuerdo con ella y navegar. La conciencia de estas circunstancias nuestras le llevó al gran Plutarco a escribir con luminosidad certera:  El cerebro no es un vaso por llenar, sino una lámpara por encender.  La afirmación presupone, de alguna manera, que el sólo conocimiento no basta, pues nos convertiríamos en una enciclopedia, sino el conocimiento iluminado que se vuelve útil y servicial, generoso y compasivo para con nosotros y nuestra comunidad humana.


martes, 5 de febrero de 2013

Una carga



Hesíodo
Que todas nuestras acciones tienen consecuencias personales, sociales, comunitarias no cabe la menor duda. Desde los antiguos tiempos suena la admonición que recuerda: las culpas de los padres llegan hasta la quinta generación. Estamos considerando el asunto de la llamada fama o reputación de los seres humanos. Se trata de una esfera que parte del mundo personal e íntimo  -donde sólo nosotros sabemos nuestra verdad-  hasta la esfera social donde estamos bajo el escrutinio público por causa de nuestras conductas. La reputación personal es frágil, sumamente frágil como una casa bajo el huracán. Lo que llevó años en ser construido puede ser barrido en segundos. El viejo y sabio historiador Hesíodo lo dijo lacónicamente: Una mala reputación es una carga ligera de levantar, pesada de llevar y difícil de descargar

lunes, 4 de febrero de 2013

Nuestra casa dentro de la casa

Casa de casas, así llamó una amiga (1) méxico-americana a su libro de memorias familiares para designar a sus ancestros y a los meses transcurridos en cada año. A partir de esa y otras lecturas de  me quedé meditando en la riqueza que el concepto casa y hogar tiene para nosotros en este desierto (2) que compartimos los naturales de Chihuahua, Texas, Nuevo México y parte de Arizona. Solemos platicar sobre la casa paterna, la casa pequeña, la gran casa y hasta elmmundo como nuestro hogar. Sin embargo no hemos de dejar fuera de esta revisión a una pequeña e importántísima casa que yo denomino como Nuestra casa dentro de la casa o Nuestra casa interior. Ese recinto amable, cálido, callado, luminoso donde podemos encontrarnos con nosotros mismos cada día y en cada momento que lo ansiamos. Ese es el pequeño gran mundo de nuestra intimidad donde creamos, soñamos, imaginamos, nos traemos a cuentas, celebramos. Nadie, ni el más pobre entre los pobres carece de esta pequeña casa interior porque llegó al mundo con nosotros. Confieso que la imagen alimentadora más remota la encuentro, en semilla, en mi niñez cuando me quedé contemplando largamente a una inmensa tortuga de la familia Galápagos que habitaba  -y aún disfruta su longeva vida-  allá en la tierra cordillerana que me vio nacer (3). Esa gran tortuga llevaba a cuestas su hermosa casa o caparazón...según me explicó mi padre.


-(1) Pat Mora
-(2) Desierto Chihuahuense o Chihuahuan Desert.
-(3) Arequipa,Perú. La tortuga vive en los amplios jardines del Hotel Libertador (Ex Hotel de Turistas)

domingo, 3 de febrero de 2013

Una visión de altura






La Tierra vista desde el Voyager
Desde hace unos cuarenta años los seres humanos estamos familiarizados con los viajes extraterrestres  realizados por cosmonautas y astronautas –según que fueran soviéticos o norteamericanos- Estamos familiarizados con las fotografías y videos del ascenso de los cohetes tripulados en medio de un fuego abrazador seguido de una nube de humo gigantesca y  a los pocos minutos todo se reduce a una estela blanca y fina en las alturas celestiales. Desde esas ventanillas,  los navegantes nos han mostrado un pequeño planeta azul cada vez más pequeño. Los satélites han fotografiado a nuestro hogar convertido en un microscópico puntito luminoso en medio de un mar poblado por millones de millones de fueguitos en medio de la gran oscuridad. Desde esas alturas y esas distancias, ¿qué son nuestros problemas, que son mis problemas?  -esos que, de cuando en cuando, me abruman. He aquí una ventaja  de tales intrépidas navegaciones: me ayudan a redimensionar mis problemas y la importancia que les suelo dar. Cuando me reubico en esa escala, termino con una sonrisa dibujada y los nubarrones, las altas mareas de mi vida vuelven ,como por conjuro, a tomar niveles de serenidad. Esto podría llamarse una visión de altura.



sábado, 2 de febrero de 2013

Los dineros y los motivos






El para qué y el por qué hacemos lo que hacemos y somos lo que somos es un reino que suscita preguntas que siempre han interesado al ser humano. Hoy solemos englobar esas preguntas bajo el nombre de las Motivaciones humanas, es decir, lo que nos mueve a ser y al hacer. Junto con este tema está otro tema muy viejo y gastado en la historia humana y es el dinero ,su papel y sus poderes reales e imaginarios. El dinero ,como instrumento, está en las manos humanas y con él podemos hacer y terminar por ser como imaginamos. Voltaire, esa mente aguda de la revolución francesa captó lúcidamente un aspecto y dejó para nosotros esta frase: Quienes creen que el dinero lo hace todo, terminan haciendo todo por dinero. [1]






[1] Inspirado por  Voltaire citado por un amigo tuitero #Frases

viernes, 1 de febrero de 2013

Lo uno y lo otro







Antes de partir el navegante toma la brújula en su manos y ésta se orienta al Norte. Sí, el Norte es su destino pero saber del Norte no es garantía de llegar  al puerto seguro. En el medio del viaje se pueden presentar abismos y estrechos, rocas, bancos de arena, niebla, tormentas, marejada, los fantasmas nocturnos con sus miedos y temores. Pese a todos estos imponderables  no hay viaje seguro si no se fijó primero el Norte. Navegar es saber combinar   lo uno y lo otro. La vida, ¡una navegación!